Destripando el simbolismo de «La escalera de Jacob» (1990)

Amigos, esta es una película sin duda para saborear dos veces. La segunda vez es mejor que estés informado para disfrutarla entendiendo sus detalles. Vamos a “destriparla” si os parece.

Primero destripemos un poco sus orígenes. Estamos ante un precedente muy importante de películas de sobra conocidas por todos en la actualidad, como “El sexto sentido” y “Los otros” Actualmente, cada vez que vemos una película sobre la experiencia de un muerto, nos viene automáticamente a la cabeza estos dos títulos. Pues dejadme comentar que el primer germen de esta clase de cine está en 1962, con la película “El carnaval de las almas” de Herk Harvey.

En esta película veíamos a una pareja en coche teniendo un accidente en un puente colgante. Ella aparece después en un banco de arena, y cuando llega a tierra, ve el mundo de otra manera, con gente fantasmal persiguiéndola de un sitio para otro. Es una película genial, pintoresca, en blanco y negro, con una fotografía muy interesante y un puntazo para culturizarse en este subgénero de muertos que creen estar vivos. La protagonista estaba viviendo una experiencia de transición, sus propios pasos a la otra vida, como si de un purgatorio se tratara. La estética y la forma de narrar influenciaron en directores tan diferentes como David Lynch y George Romero (el aspecto de los zombies y la señorita huyendo de los muertos en «La noche de los muertos vivientes» está influenciada por las almas de este film)

Purgatorio es una palabra imponente, de las que te enseñan a tener miedo de pequeño. Purgar algo es separar lo malo y expulsarlo, pero también es pagar una culpa en parte ó en su totalidad. Alguien con culpas que expiar no puede separar de si mismo lo bueno de lo malo, y por lo tanto no puede descansar en paz. Por eso su mundo se vuelve angustioso y terrorífico, porque vive continuamente lo que le hizo cargarse de culpa (véase por ejemplo “Los otros”). Muchas de estas películas asumen esta hipótesis, pero hay más. Existe la posibilidad de que el fantasma quiera revelar un secreto (por ejemplo un crimen sin resolver, muy típico en los thriller, como la genial “Al final de la escalera” de 1980 y la floja “El último escalón” de 1999) ó de que tenga una causa pendiente en este mundo antes de pasar al otro (muy común también, mirad en el cine español eso acaba de pasar por ejemplo con “Promoción fantasma”) Otro ejemplo que me vino a la cabeza es la española “El arte de morir” que hablaba de que morir es un proceso largo, igual que al nacer tardamos 9 meses.

Las películas simplonas suelen tener explicaciones simplonas para lo que les pasa a sus fantasmas, pero hay algunas especialmente destacables que no asumen ningún cliché típico. Este es el caso de “La escalera de Jacob”, donde vemos a un hombre atormentado porque perdió a su hijo pequeño, Gabe (que por cierto es Macaulay Culkin del mismo año en que estrena “Solo en Casa”), porque un coche lo atropelló en la calle antes de que él fuera a servir en el ejército durante la Guerra de Vietnam en 1971. Por el otro lado, la historia de los experimentos químicos a los que fueron sometidos todo su escuadrón, una droga llamada “escalera” que te devolvía a tus orígenes reptiles despertando en ti una agresividad sin límite. Es, por un lado, dramático típico, y por otro, denuncia social y política. Es una mezcla de géneros que funciona. Los dramas mezclados con hechos históricos. Pero si además añadimos al potaje una ración de terror, algunos demonios y una conspiración, la mezcla es sorprendente.

Siguiendo con el “destripe” de este film, lo segundo que hay que saber es quién era Jacob, qué significa su escalera, y qué rayos significa el simbolismo religioso de la película. Os voy a mostrar un cuadro de un pintor español llamado José de Ribera (1591-1652) titulado “El sueño de Jacob” ¿Qué significa?

Jacob vivió en el año 2.000 antes de Cristo y es uno de los patriarcas de la Biblia, adorado por cristianos, judíos y musulmanes. No era hijo primogénito, nació el segundo en un parto de mellizos, por lo que optó por comprarle ese puesto a su hermano a cambio de un plato de lentejas (porque estaba muy hambriento y se las había pedido). No es lo único que compró, sino que también compró a su mujer a su tío a cambio de 14 años de trabajo. En fin, un modo de vida curioso, sin duda. Jacob es descrito como un hombre sencillo y terco, la perfecta sencillez y tranquilidad en persona, y vivió más de cien años. Fue rebautizado por un ángel como Israel, por lo que Jacob e Israel son el mismo nombre (curioso, no lo sabía) y significan “el que lucha con Dios”, porque luchó contra ese ángel para ser bendecido por él y liderar a los que luego fueron los israelitas.

Este señor tiene un largo historial de sueños premonitorios a lo largo de su vida, como los tuvo su madre y muchos ancestros suyos. Uno de sus sueños representaba una escalera por la que subían y bajaban ángeles. Esa escalera conectaba la tierra con el cielo y es considerada en muchas culturas como un camino divino. Desde esa escalera Dios habló a Jacob.

La Biblia es muy importante en esta película, empezando por los nombres de todos los protagonistas. Jacob regresa de la guerra tan traumatizado que rompe con su vida anterior, con su matrimonio, y emprende una nueva vida como cartero en Brooklyn junto a una compañera llamada Jezabel (como la reina fenicia que utilizó sus encantos para gobernar a su antojo a los judíos bajo el culto a otros dioses). No para de tener alucinaciones y visiones escalofriantes con seres demoniacos que le persiguen. Una de esas alucinaciones es un demonio monstruoso practicando sexo con su novia en la pista de baile. La Jezabel de la biblia era una enemiga de Dios, la Jezabel de esta película también seduce a Jacob con sus artes amatorias y le quiere inducir a una nueva vida (ella no se molesta ni en aprenderse los nombres de los hijos de su novio porque le importan un carajo, quiere cambiarle, como el personaje bíblico).

Cuando una noche su cerebro casi arde por la fiebre, tiene alucinaciones viviendo su vida de antes, con su mujer Sarah (bíblico) y los dos hijos vivos que le quedaban (que también tenían nombres bíblicos, por cierto). Pero el recuerdo que más le perturba es el de su hijo atropellado Gabe (diminutivo de Gabriel, el arcángel).

Después de que se pusiera en contacto con él un antiguo compañero de división, al que le atormentan las mismas alucinaciones, llega a la conclusión de que algo hicieron con ellos en Vietnam. El ejército no quiere que esos experimentos con soldados salgan a la luz, y mata con una espectacular bomba en el coche, al hombre cuando ambos salían del bar donde se habían encontrado para hablar de lo que pasaba.

Busca entonces al resto de sus compañeros soldados y a un abogado para presentar una demanda, pero el ejército ha borrado todo el historial de Jacob y el abogado se niega a aceptar el caso porque este “ni siquiera” había estado en Vietnam según esos datos.

Cuando sale de intentar convencer a su abogado, dos hombres de negro le secuestran, protagonizando un forcejeo en el que termina consiguiendo arrojarse del coche en marcha para escapar. Se fractura la espalda, y un Papá Noel que pide para los pobres en la acera le roba la cartera (curiosa simbología. Papá Noel no pinta nada en la Biblia, y aparece aquí robándole la cartera, como nos roban el dinero todas las Navidades)

Le llevan a un hospital donde todo parece bastante anticuado (como el hospital de campaña en la guerra) El hospital simboliza el infierno, donde solo hay muerte. De pronto su propio ángel de la guarda aparece en forma de su quiropráctico, y le rescata de ese infernal lugar. Interesante que para él el quiropráctico sea un ángel, quizás era el único que en su vida le había podido curar sus dolores de espalda y por eso le veía así. Lo interesante de este personaje es que nos proporciona la clave de lo que le está pasando en forma de cita filosófica de Meister Eckhar, un dominico alemán del siglo XIII que teorizaba sobre el Cielo y el Infierno. Le dice lo siguiente:

Meister Eckhart también vio el infierno. ¿Sabes lo que dijo? Qué lo único que arde en el infierno es la parte de ti que no se va de tu vida. Tus recuerdos, tus vínculos, los queman todos allí. Pero no para castigarte, sino para liberar tu alma. Así que, Eckhart concluye: si tienes miedo de morir y te estás resistiendo, verás diablos arrancándote la vida. Pero, si estás en paz, los diablos se volverán ángeles que te liberen de la tierra. Es en la forma en que lo mires.

Regresa a casa con Jezabel y es cuando aparece un personaje que le llama para decirle que él fue el creador de la droga que les dieron a todos los soldados, una droga sintética llamada “la escalera” que provocó que todos se volvieran tan locos que se mataran entre ellos.

Después de conocer esa verdad, coge un taxi, y el taxista resulta ser un hombre que él conocía, un soldado. De pronto descubre todo, aquel taxista fue compañero suyo que también tomó la droga en la comida. Fue el que le asestó la puñalada con la bayoneta, la puñalada que lo mató.

Le lleva a su antiguo edificio de apartamentos, donde vivía con su esposa Sarah y sus hijos. Allí descubre una caja de zapatos con todos sus recuerdos, desde diplomas hasta las placas de Vietnam. Se ha estado aferrando a cosas que le provocaban sufrimiento como su hijo y la guerra, por eso no podía morir en paz.

El niño Gabriel aparece al pie de la escalera, donde le estaba esperando, y cuando ambos la suben, nos vamos al hospital de campaña en donde murió y descubrimos todo. La escalera era el camino al cielo y por fin pudo encontrarla. Los demonios eran el resultado de querer resistirse a la muerte y la vida con su novia Jezabel era todo un sueño.

Es un final grandioso con moraleja y muy emocionante. Hay que reconocer que si uno no ha visto películas sobre muertos que creen que están vivos, se quedaría con la boca abierta al ver este final, pero le parecería un tanto tramposo, porque quizás esperaba más de la trama de los experimentos del ejército. Por eso quizás sea de esas películas que te gusta una vez que piensas bien en ella.

Tim Robbins está genial, es uno de mis actores favoritos y me encanta su aspecto con esas gafas. El director, el británico Adrian Lyne, había dirigido también grandes éxitos como «Flash Dance» «Nueve semanas y media» y «Atracción fatal» Después de «La escalera de Jacob» haría «Proposición indecente» y lo último hasta la fecha fue «Infiel» con Richard Gere, en 2002, lejano ya.

En fin amigos, que esta historia tiene tanto simbolismo que estaríamos hablando horas sobre él, pero dejemos esto para más adelante y veámosla las veces necesarias para procesarla en todo su esplendor.